domingo, 28 de febrero de 2010

Rayos y truenos

Mientras las noticias hablaban de "La Tormenta Perfecta", yo he vivido la mía particular en dos semanas en el servicio de Radiología del hospital. Me ha gustado más de lo que pretendía (y digo pretendía porque había eliminado automáticamente las clínicas de este curso de mi lista de posiblidades de trabajo futuras). Me gusta porque representa bien aquello de "una imagen vale más que mil palabras", y porque ahora puedo reconocer órganos en las ecografías, cuando al principio, como dijo el doctor Casado, "aquello era como una pelea de negros en un túnel".

Tormenta porque, ¡rayos y truenos!, el examen práctico es de los más temidos del curso. Parte de culpa la tiene la mirada asesina del doctor Cros, que parece ser que es de los que echa la "crus" a los alumnos y trata de hacerles el examen imposible. Pero entre tanta lluvia de fin de temporada invernal, un rayito de sol: Cros no nos examinó. Así que tras un intenso estudio (incluyendo el volver a la mesa tras la cena, cosa que no suelo hacer -ya os explicaré por qué-) y un buen puñado de nervios en mi sufrido estómago, llegó el viernes. Fue el primer examen oral de mi vida. Primera sala, doctor Juliá: arcaicas placas, una de tórax y una UIV que, haceos a la idea, ¡era tan grande que al principio solté la burrada de que eran asas yeyunales! Segunda sala, Casado y su risa burlona con un TAC y unas ecos sencillitas.
Esta mañana, los resultados: aprobada.


Y yo tan feliz :)

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