martes, 16 de febrero de 2010

Efectos secundarios

...Será una especie de masoquismo intrínseco, un qué sé yo que me lleva siempre a subir las cuestas más empinadas, a caminar descalza por un sendero plagado de vidrios rotos, porque si no no me explico cuál es el estímulo que me lleva siempre a elegir la opción más difícil.


Sí, debe ser algo así, porque aún paso a propósito por delante de ese café tan viejo y encantador, y sobre todo tan nuestro, donde entre café y café nos comíamos con la mirada. Porque me sale solo el preguntar por tí a la gente; me contestan que prácticamente no has vuelto a pisar por aquí, pero que eres feliz. Siempre lo fuiste...Cuanto más te quería, más me daba cuenta de que, muy a mi pesar, mi tristeza siempre sería el borrón de tinta en tu trazado impecable, la nube gris que se cruzaba en tus amaneceres siempre azules.

Y sí, porque sigo rebuscando entre esas cajas nuestras tonterías, las entradas de algún concierto en el local más recóndito de la ciudad, las fotos cursis que yo odiaba revelar porque siempre salía embobada mirándote, pero que eran tan nuestras...Parte de esa rutina que estaba, sin embargo, llena de aventuras, y que era querernos. Nunca fui amiga de la monotonía, pero repetería un trillón de veces esos momentos en que hacíamos que las tardes pasaran del gris al caramelo. Cuando que la lluvia nos calaba hasta la médula y nos daba exactamente igual, porque entonces me agarrabas la mano y echábamos a correr para mojarnos algo menos,para llegar al portal y sonreír empapados. Cuando me mentías piadosamente al salir del cine; te miraba de reojo en la sala a oscuras y siempre veía escapar de tus ojos alguna lágrima, y después tú lo negabas.

Lo bueno es que despacio, muy poco a poco, cada día despertarme y que no estés al lado con el pelo revuelto duele un poco menos, pero ahí vuelve cada febrero a rascar las heridas y recordarme que, en el fondo, lo único que deseo es volver a encontrarte al pie de aquella escalera. En tu prospecto no indicaban los efectos secundarios, nadie me advirtió de que podría sufrir tal síndrome de abstinencia.

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